Seis errores que debemos evitar a la hora de comprar un portátil para gaming
Comprar un portátil para gaming representa una inversión muy importante, y por ello debemos tener mucho cuidado a la hora de tomar una decisión, ya que un error podría llevarnos directamente a hacer una mala compra, y al final tendríamos que lidiar con ese error durante unos cuantos años, salvo que tengamos la suerte de poder devolver el equipo y adquirir otro modelo que se ajuste mejor a nuestras necesidades reales.
Muchos creen que a la hora de elegir un portátil para gaming solo importa la potencia, el rendimiento en bruto que sea capaz de ofrecer ese equipo, pero lo cierto es que detrás de esa idea genérica y con una parte de verdad hay una serie de claves importantes que debemos matizar, y que hay que tener muy en cuenta si no queremos cometer errores graves en la compra de nuestro nuevo portátil para gaming.
Soy consciente de que no todo el mundo tiene claras esas claves, y por eso he decidido compartir con vosotros esta guía, en la que vamos a descubrir seis errores importantes que debemos evitar a toda costa si queremos acertar en la elección de nuestro nuevo portátil para gaming. Voy a ir directamente al grano en cada uno de esos seis puntos para que esta guía os resulte útil y fácil de consultar, pero si tenéis cualquier duda podéis dejarla en los comentarios y os ayudaremos a resolverla. Sin más, empezamos.
1.-No tener en cuenta el peso y el tamaño del equipo
Es uno de los errores más frecuentes porque tendremos a pensar que el peso y el tamaño son aspectos secundarios en un portátil para gaming, ya que este estará casi siempre conectado a la corriente y en un sitio fijo. La verdad es que esta idea tiene también una parte de verdad, pero debemos tener en cuenta que comprar un equipo muy grande y pesado nos hará la vida mucho más difícil, y nos limitará bastante a la hora de utilizar el portátil.
Piensa, por ejemplo, en lo que ocurriría si tuvieras que mover un portátil gaming muy pesado, o si quisieras utilizarlo ocasionalmente en localizaciones distintas, o incluso si necesitaras colocártelo encima de las piernas durante pequeños periodos de uso. Es cierto que el peso y el tamaño no son tan importantes en un portátil para gaming, pero esto no quiere decir que no debamos darle un mínimo de importancia ya que, al final, si vamos a comprar un «monstruo» de 3 kilogramos o más casi sería mejor optar directamente por un PC de escritorio.
En líneas generales lo ideal es buscar un portátil para gaming que no pese más de 2,5 kilogramos, aunque todo dependerá de las especificaciones del mismo y de lo importante que sea la potencia para nosotros. Personalmente, prefiero los portátiles para gaming que tienen un peso aproximado de 2 kilogramos, como por ejemplo el ASUS TUF Dash F15 que tuve la oportunidad de probar en su momento.
2.-El procesador importa, pero no más que la gráfica
He visto muchos casos de personas que han comprado un portátil para gaming dando una prioridad absoluta al procesador, algo que es un error muy grave. Cuando adquirimos un portátil de este tipo nuestro objetivo es jugar, y hacerlo de la mejor manera posible. Los juegos actuales tienen una mayor dependencia de la GPU y no necesitan de una CPU extremadamente potente para ofrecer un buen rendimiento, lo que hace que incluso con procesadores de gama media-baja podamos disfrutar de una buena experiencia.
Con esto en mente es fácil entender por qué comprar un portátil para gaming con una GPU de gama alta y una CPU de gama media es un acierto, y por qué comprar un equipo de este tipo con una GPU de gama media y una CPU de gama alta es un error. Para verlo mejor, os voy a poner un ejemplo. Un conocido compró recientemente un portátil equipado con una GeForce RTX 3050 Mobile de 4 GB y un procesador Core i7-12700H, y pagó más de 1.300 euros por este equipo. Creo que salta a la vista dónde está el error, y es que esa GPU es «pequeña» en comparación con la CPU.
Por contra, el ASUS TUF Dash F15 que compró un amigo por recomendación mía cuando estuvo disponible por solo 899 euros rinde mucho mejor en juegos a pesar de que monta un Intel Core i7-11370H, ya que tiene una GeForce RTX 3060 Mobile de 6 GB. Esta tarjeta gráfica es mucho más potente y marca una diferencia enorme en juegos, mientras que el procesador es suficiente para mover cualquier título actual con garantías. La conclusión que debemos sacar de este punto es simple, debemos priorizar la tarjeta gráfica cuando hemos llegado al mínimo recomendado a nivel de CPU.
3.-La cantidad de RAM es clave, pero también su configuración
Sí, la cantidad importa, pero la configuración también. Comprar un portátil para gaming con 16 GB de memoria RAM es sin duda lo más recomendable a día de hoy, ya que esa cifra nos permitirá jugar con todas las garantías a cualquier título presente y futuro, pero debemos tener en cuenta también otros aspectos importantes, como la velocidad de la misma y si esta viene configurada en doble canal o si, por contra, está montada en single channel.
La mayoría de los ensambladores de portátiles utilizan memorias RAM a una velocidad lo bastante buena como para que el procesador pueda trabajar a toda máquina, así que en este sentido no tenemos nada de lo que preocuparnos. Sin embargo, donde sí puede surgir un problema es el tema del doble canal, ya que todavía muchos equipos vienen con un único módulo de memoria RAM, incluso en sus configuraciones de 16 GB.
Lo ideal es buscar modelos que cuenten con 16 GB de memoria RAM configurada en doble canal, ya que ese modo activa un bus de 128 bits, lo que permite doblar el ancho de banda. De esta manera las comunicaciones entre la CPU y la RAM serán más rápidas, y esto mejorará el rendimiento. Por contra, cuando está configurada en single channel el bus se reduce a 64 bits.
4.-No todas las tarjetas gráficas son iguales ni rinden al mismo nivel
Este es un tema que todavía genera muchas dudas, y que vamos a aclarar de la manera más sencilla posible para no generar más incertidumbre. El rendimiento de una tarjeta gráfica para portátiles gaming se ve determinado por su arquitectura, su número de shaders, la cantidad de memoria gráfica que integra y sus frecuencias máximas de trabajo.
Las frecuencias máximas de trabajo pueden variar enormemente en función del modo turbo, y este depende directamente del consumo máximo de cada tarjeta gráfica. Dentro de una misma serie de tarjetas gráficas pueden existir varios modelos con consumos diferentes, y por tanto con velocidades de trabajo muy distintas. Es evidente que una tarjeta gráfica que funcione a menos frecuencia que otra para consumir menos energía y generar menos calor también tendrá un rendimiento inferior.
Por todo eso, una misma tarjeta gráfica configurada con dos consumos diferentes tendrá un rendimiento distinto. Por ejemplo, una GeForce RTX 3060 Mobile configurada con un consumo de 85 vatios rendirá menos que otra configurada con un consumo de 125 vatios. La diferencia puede ser sustancial, y esto también puede hacer que tarjetas gráficas inferiores en gama pero con un consumo mayor rindan más que otras superiores pero con un consumo inferior.
Las tarjetas gráficas con un consumo mayor, identificado como TGP en el caso de las soluciones de NVIDIA y como TBP en los modelos de AMD, serán más potentes, pero consumirán más energía y generarán más calor, lo que limita su integración a los portátiles para gaming más grandes y también más pesados. Obviamente también necesitarán de sistemas de refrigeración más caros, voluminosos y ruidosos.
5.-Infravalorar la importancia de la calidad de la pantalla
Este es otro de los errores más frecuentes que cometen muchos usuarios cuando compran un portátil para gaming. Se ciegan y no ven más allá de la configuración a nivel de CPU y GPU, creen que han hecho una buena compra, pero cuando llegan a casa y ven la calidad de la pantalla se llevan un enorme disgusto.
La calidad de la pantalla está asociada al tipo de panel que monta cada equipo, pero incluso aunque tengamos claro que un portátil viene con un panel VA o IPS, es importante revisar otras cosas como los espacios de color que puede cubrir y si cuenta con tecnologías clave como Adaptive Sync. Una pantalla VA o IPS ofrece unos ángulos de visión muy buenos en 178 grados, pero no siempre es por sí misma una garantía absoluta.
El espacio de color también es muy importante, y para que tengáis una referencia vuelto a poner como ejemplo el ASUS TUF Dash F15, un portátil que tiene un panel de grado IPS, pero que tiene una reproducción del color mejorable porque está limitado a una cobertura del 45% en el espacio NTSC, del 62,50% en el espacio sRGB 62,50% y del 47,34% en el espacio Adobe. Con todo, lo compensa con su tasa de refresco de 144 Hz y la inclusión de Adaptive Sync, que nos permite librarnos del «tearing» y del «stuttering».
La tecnología Adaptive Sync marca una diferencia muy importante en cualquier portátil para gaming, incluso aunque no tengamos potencia suficiente para llegar a la tasa máxima de refresco del panel, ya que contribuye a generar una imagen limpia, sin ruptura de la imagen y libre de microtirones generados por la generación irregular y desincronizada de fotogramas, incluso cuando nos movemos por debajo de los 60 FPS.
6.-No comprobar si viene con sistema operativo preinstalado
Este se ha convertido en un error que ocurre con bastante frecuencia, y que trae causa de una tendencia de los OEMs a comercializar portátiles gaming a un precio ligeramente más bajo a cambio de suprimir el sistema operativo. Esto normalmente supone un ahorro aproximado de entre 100 y 200 euros, pero puede darnos más de un quebradero de cabeza, ya que no todos los usuarios son conscientes de esto, y no siempre es fácil instalar Windows 10 o Windows 11 en un portátil para gaming, especialmente si este incluye características específicas que requieren de controladores concretos.
Con esto no quiero decir que sea imprescindible comprar un portátil para gaming con el sistema operativo preinstalado, de hecho yo he hecho todo lo contrario en mi última renovación, pero sí que es importante tenerlo en cuenta porque puede que si no somos conscientes de que nuestro nuevo portátil nos llegará sin sistema operativo es probable que nos llevemos un susto, y tendremos que dedicarle tiempo para llevar a cabo la instalación del mismo, y de los controladores que sean necesarios.
Si eres un usuario con unos conocimientos mínimos no tendrás problema, pero si no tienes experiencia puede que te sientas perdido y que al más mínimo problema a nivel de drivers tengas que recurrir a un profesional, lo que hará que ese ahorro pueda llegar a difuminarse por completo. Recuerda que, normalmente, en la web de la fabricante dedicada a tu equipo es posible encontrar todos sus controladores. Tenerlos descargados en una unidad USB te ahorrará tiempo.