¿Qué está pasando en la Estación Espacial Internacional?
Es posible que, durante los últimos días, hayas escuchado que hay problemas en la Estación Espacial Internacional, pero entre el aluvión de informaciones de otros temas de actualidad, quizá no sepas qué es exactamente qué está pasando, si es tan grave como afirman algunos o en realidad están exagerando y si debemos, por lo tanto, preocuparnos por la seguridad tanto de la estación como, sobre todo, de los siete tripulantes que se encuentran actualmente en la misma.
La respuesta rápida es que sí que hay motivos para preocuparse. La situación de momento no es crítica, pero requiere de la mayor diligencia posible por parte de la agencia espacial rusa que, dadas las circunstancias, debería contar con toda la colaboración internacional que resulte posible, ya que tres de dichos ocupantes no cuentan, a día de hoy, con los medios necesarios para llevar a cabo una evacuación de emergencia si se dieran las circunstancias que obligaran a ello.
Pero empecemos por el principio. En la imagen que abre esta noticia puedes ver la nave Soyuz MS-22 acoplada a uno de los puertos de la Estación Espacial Internacional. La nave se acopló a la ISS el pasado 21 de septiembre, tras haber despegado del Cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) con tres tripulantes, los cosmonautas rusos Sergey Prokopyev y Dmitriy Petelin y el astronauta de la NASA Frank Rubio, que se integraron en la Expedición 68, la actual de la Estación Espacial Internacional.
Todo iba bien hasta el pasado día 15, momento en el que tanto los tripulantes de la estación como los centros de control en tierra de la misma detectaron un problema, la Soyuz MS-22 estaba expulsando algún tipo de fluido al espacio. Aunque en el primer momento todavía no había pruebas exactas, los indicios apuntaban a que se trataba de líquido refrigerante de la nave, teoría que finalmente se confirmó. ¿Y por qué estaba expulsando el refrigerante? Pues por una hipotética pero más que probable colusión de un micro meteorito o un fragmento de basura espacial con la nave rusa. Hoy mismo hemos sabido que, efectivamente, la Soyuz dañada tiene un agujero de 0,8 milímetros de ancho, y que Roscosmos ya está estudiando cómo actuar.
En primera instancia, se cancelaron los paseos espaciales previstos, debido a que el refrigerante de la Soyuz dañada está basado en amoniaco, que podría impregnarse en los trajes espaciales de los cosmonautas que, a su vez, lo llevarían al interior de la Estación Espacial Internacional, haciendo que reaccionara al calor del interior de la misma, lo que resultaría tóxico para todos los habitantes actuales de la instalación espacial.
Ahora bien, el principal problema al que se enfrenta la tripulación de la Estación Espacial Internacional o, para ser más exactos, los tres astronautas que llegaron a la misma en la Soyuz, es que ahora mismo no cuentan con un plan de evacuación de emergencia, por si fuera necesario evacuar la instalación espacial de manera súbita. Con la Soyuz fuera de servicio, se han quedado sin bote salvavidas. Y eso, cuando estás en una estructura expuesta a todos los peligros que enfrenta la ISS, supone un problema bastante serio.
Para entenderlo mejor, debemos tener en cuenta que actualmente son varias las naves acopladas a la Estación Espacial Internacional, pero que solo dos de ellas podrían ser empleadas para una evacuación de emergencia. Son la Crew 5 Dragon de SpaceX y la ahora dañada Soyuz MS-22, y aunque por diseño la Crew Dragon podría transportar hasta siete personas, en las condiciones actuales su capacidad en este sentido se limita a cuatro ocupantes. Esto se debe a dos razones:
- La configuración del interior de la nave es, actualmente, la de cuatro astronautas y, como resulta evidente, los tres restantes no podrían simplemente sentarse en el suelo para una reentrada y aterrizaje.
- El traje intravehicular para la Crew Dragon es confeccionado, a medida, para cada astronauta, por lo que los trajes de Prokopyev, Petelin y Rubio no se podrían emplear para una reentrada a bordo de la Crew Dragon.
Así pues, salvo que se determine que es posible reparar la Soyuz en la Estación Espacial Internacional, algo que no parece demasiado probable (aunque unas primeras pruebas de sus propulsores habrían resultado positivas), todo apunta a que Roscosmos tendría que programar el lanzamiento de al menos una Soyuz. Roscosmos se ha marcado el 27 de diciembre como fecha tope para determinar si la Soyuz MS-22 sigue estando operativa y podrá emplearse con normalidad o si, por lo contrario, los daños son irreversibles y será necesario desecharla y, en tal caso, acelerar el lanzamiento de la Soyuz MS-23, previsto inicialmente para primavera.
El problema es que, como ya te hemos ido contando estos últimos tiempos, la cantidad de incidentes en la órbita terrestre no ha dejado de incrementarse. La mayor cantidad tanto de basura espacial como de satélites está dando lugar a situaciones de riesgo que, en algún caso, incluso han obligado a los tripulantes de la Estación Espacial Internacional a prepararse para evacuarla de emergencia. Afortunadamente no ha sido necesario, pero que no haya sido así en el pasado no implica que no vaya a ser necesario en el futuro. Y en tal caso, la situación sí que será crítica.
Imágenes: NASA