El MacBook Air cumple 15 años
Apple, cuando da lo mejor de sí, revoluciona los mercados en los que tiene presencia. El MacBook Air es solo un ejemplo más de una larga lista de genialidades surgidas de Cupertino y que, con menor o mayor rapidez, han sido adoptadas por el resto de la industria. Desde dispositivos revolucionarios hasta filosofías de diseño que se han convertido en estándar de facto con el paso de los años. Guste o no guste, todo el mundo mira a Apple.
No digo, antes de que se me acuse de ello, que todo lo que hace Apple está bien hecho. Como usuario de la marca desde hace ya muchos años no tengo el menor reparo en criticarla cuando creo que han cometido un error y, como muestra, están todas mis publicaciones a lo largo de los años. En alguna ocasión ha habido quien me ha calificado de fanboy de la compañía, pero en verdad soy bastante más crítico con ello de lo que lo sería cualquier persona merecedora de tal calificativo.
El MacIntosh original, el iMac, los iBook (que fueron sucedidos por los MacBooks), el iPod, el iPhone, el iPad… la lista es bastante extensa y, en todos los casos, el resto de tecnológicas han tomado ejemplo. Y esto es muy positivo, claro, al igual que cuando se produce en dirección inversa, es decir, cuando Apple toma elementos de diseño de otras tecnológicas y los suma al diseño de sus propios productos.
Hace unos días recordábamos, por su aniversario, la presentación del primer iPhone, uno de los momentos más históricos de Steve Jobs sobre el escenario, en una presentación plagada de anécdotas de lo más interesantes, como que el prototipo empleado por Jobs fallaba más que una escopeta de feria, y que fue una gran suerte, y alivio para muchos, que finalmente saliera todo bien durante una de las keynotes de Apple más recordadas por muchos.
Y hoy celebramos otro aniversario, en este caso el del MacBook Air, que cumple 15 años. Presentado también por Steve Jobs en el escenario, Apple se jactaba en su nota de prensa de haber diseñado el ordenador portátil más delgado del mundo. Y era totalmente cierto, pues su diseño ultracompacto (dando el pistoletazo de salida a los diseños unibody) sin elementos de refrigeración activa (otra novedad que también resultaba sorprendente) permitió condensar un PC con una pantalla de 13,3 pulgadas y un teclado de tamaño completo en un cuerpo con un grosor de tan solo 1,9 centímetros, superando así el récord del Toshiba Portege R200 con sus 1,98 centímetros.
“Cuando ves por primera vez el MacBook Air, es difícil creer que es un ordenador portátil de alto rendimiento con un teclado y una pantalla de tamaño completo. Pero lo es«, dijo Jobs durante la presentación. Y era totalmente cierto, tanto que costaba creerlo, incluso cuando tuvimos la oportunidad de probarlo por primera vez, como que realmente lo era, pues recordemos que equipaba un procesador Intel Core 2 Duo de hasta 1,8 gigahercios con 4 MB de caché L2, 2 gigabytes de memoria RAM y un disco duro de 80 gigabytes. Nada, pero nada mal, si tenemos en cuenta que estamos hablando de 2008.
Lo que vino después o lo recuerdas o seguramente te lo habrás imaginado: el plantemiento de diseño del MacBook Air original empezó a calar entre la competencia, que poco a poco dio el salto a los chasis unibody, a la disipación pasiva y al aprovechamiento al máximo del espacio para ofrecer portátiles más ligeros pero en los que el rendimiento no se viera penalizado. Algo que, pocos años después, daría lugar a la especificación Ultrabook de Intel, que tanto impacto supuso en el mundo de la movilidad.
El resto de la historia ya lo conoces, el MacBook Air es uno de los productos más exitosos de la marca y, durante estos quince años, ha experimentado un sinfín de cambios y novedades. Hace un mes, por ejemplo, te contábamos que Apple está trabajando en el primer modelo de esta familia que dará el salto hasta las 15 pulgadas, además de haber sido, en junio del año pasado, uno de los dos sistemas en los que debutó el esperado chip Apple M2. Así, con 15 años a sus espaldas, y salvo sorpresas, podemos decir que al MacBook Air todavía le queda mucha vida por delante.